Casi un año...(gracias Cuento Irónico por inspirarme!)

Y de repente, me ví sentando en ese sillón, ese atardecer del lunes 25 de diciembre, cuando me encontré parado en el andén de la estación de Haedo, dejando atrás un amor de mucho más que tres años... un amor de la eternidad. Una vez que logré pasar esa puerta, sentía desde el otro lado los llantos, que desgarraban su alma, y con la mía hecha trizas intenté mover los pies fuera de ese porche. Parecían mis zapatos llenos de arena y cemento y mi pecho no era mío, y mi vida no era mía y mi amor, estaba muriendo, desangrándose, desgarrándose, muriéndose poco a poco y llenándose de desazón.Pensaba a cada instante si era un sueño, una pesadilla, y si lo era, pero lo estaba viviendo al mismo tiempo, y no había forma de despertar. Había tomado el veneno más poderoso, el que no me dejó despertar de esa penumbra hasta meses después. ¡Cómo explicar el dolor, es que no hay palabras! ¡Cómo describir que dejaste al ser que amabas con todas tus entrañas, sentado en el living de tu casa ahogándose en llanto porque te alejabas, porque no seguiría esa vida construida de a dos! ¡Cómo no querer desaparecer de este mundo y volver sin esos recuerdos, sin esos míseros tres días donde se vino abajo el paraíso construido!
Hoy puedo ver atrás, y todo eso me sabe a muerte. Me sabe a que maté al amor que tanto me había costado conseguir. Maté la confianza del ser más noble que pudo haberse brindado por completo á mí. Eso no tendrá perdón mío mientras respire.